lunes, 19 de marzo de 2007

Me ofrecen un encargo de responsabilidad

A la nueva Carabela del Colegio San Pablo
Frente al puerto y antes de tomar una importante decisión, la niebla que veo delante de mí por primera vez en mi vida me hace saber lo que dejo y a la vez no saber ni pueda imaginar aquello con lo que me encontraré.

Me ofrecen un encargo de responsabilidad: llevar esta nave hacia una ruta que ninguno sabe… Por ello, a mi edad, a mi media vida, en esta mi condición de inestabilidad precaria, me distraigo pensando, confundido… hipnotizado por las aspas de un ventilador de techo, dando vueltas en mi cama, caminando con paso pesado dentro de mi habitación, cálida y húmeda de un puerto cuyo nombre no recuerdo, y no se cuál será la decisión que tomaré.

Preocupado, miro el fondo de mi taza de café y sus designios confunden el dónde y el cómo… Por primera vez se qué es la nostalgia, la conmoción. En mi maleta solo hay trapos sucios del navegar en travesías anteriores, por cada trapo hay un puerto y por cada puerto tengo en mi cabeza una canción. Es dulce estar en el mar cuando son los otros en llevar la dirección, sin preocupaciones, solamente hacer eso que me digan que hay que hacer y columpiado por las olas nocturnas soñar… mi madre... el mar…

Me ofrecen un encargo de responsabilidad: me han dicho que una nave necesita un comandante, me han dicho que la paga es interesante y que la carga es secreta e importante. El pensamiento de la responsabilidad se torna de pronto pesado. Es como saltar al otro lado de la fosa que me divide en los tiempos inescrupulosos jóvenes y despreocupados de un pasado que ya es pasado y saltar hacia el tiempo indefinido de aquello que significa ser adulto. Frente a mí, la niebla esconde la respuesta a mi miedo: ¿qué seré? ¿dónde me conducirá mi naturaleza? El rostro de mi padre toma forma en el espejo: el joven y yo viejo, sus palabras retumban en mis oídos: “la vida no es fácil, es importante el sacrificio, un día te darás cuenta y me dirás que tengo razón” Llega el día en que debo tomar una decisión.

Y es hoy: un día de monzón, con el viento revoloteando en varias direcciones, mirando el cielo tengo una sensación de opresión. A mi edad se sabe cómo se era, pero no se sabe dónde se irá, qué serás… es mucha la responsabilidad que se tiene en el encuentro con los seres humanos que viven a tu lado… seguro haré y diré cosas que para bien o para mal influirán definitivamente en sus vidas. Y a través de este vidrio veo que el mundo es como un tablero de ajedrez, donde cada movida que yo hago puede cambiar el juego entero y tengo miedo de ser tragado y tengo miedo también de tragar. Me pierdo en las lecturas, libros de sabiduría, filosofía y el Evangelio, la astrología que me cuenta el cuento del cielo, cabalgo en busca de un ser como yo, un mí mismo, con quien poder dialogar, pero esta línea de sombra no me deja encontrar


Me ofrecen un encargo de responsabilidad: no se qué es coraje: asumir y hacerme cargo de todo o escoger el camino de la fuga… o enfrentar esta realidad difícil de interpretar, pero bella de explorar, probar imaginar que seré luego de haber atravesado el mar llevando esta carga importante a destino, ¿dónde estaré en la próxima travesía?

Me ofrecen un encargo de responsabilidad: mañana iré al puerto y les diré que estoy listo para partir, subiré mi equipaje, en el mar estudiaré las cartas de navegación, y esperaré con la brújula saber por dónde se va, cuándo se sale. Y cuando estemos listos diré: leven el ancla, derecho, adelante! Ésta es la ruta, ésta es la dirección, ésta es la decisión.

domingo, 11 de marzo de 2007

MINTIENDO A LA TORMENTA


Me cansé del desprecio
que la vida me diera en recompensa.
Me cansé de su olvido
y la razón sublime que me dieran
para aguantar callado y con paciencia.

Decliné seguir sintiendo el miedo
que a cada paso la vida me ofreciera
y rechacé palabras y posturas
que apresaban la fe de mis quimeras.

Me cansé de oír las mismas cantinelas
y olvidé la dicha de los besos
que una vez me llenaron, y las velas
arrié, para no dejar al viento
que implacable jugara con mis sueños.

Me cansé de seguir siendo un muñeco
de guiñol, a merced de las comedias,
me cansé del engaño de la vida
que me miente al hablarme con franqueza.

Me cansé de ser yo, y ya sin velas,
al abrigo del viento, he aprendido
a navegar despacio entre las olas,
mintiendo a la tormenta.


PREFIERO

Prefiero la tibieza de los vientos
acariciando alisos junto al río,
y besando la luz en el estío
con amorosos labios, y sedientos,
imaginar la paz del sueño mío.

Prefiero navegar en nubes rosas
y disfrutar de techos infinitos,
bebiendo los placeres de las cosas,
de libertad, alegres mariposas,
adornadas de juegos y de ritos.

Prefiero retozar en el poniente
la placidez sutil de los alcores,
cuando sienta la paz de sus colores
en el regazo gris, bello y caliente,
de atardeceres llenos de sabores.

Prefiero descubrir el pentagrama
que interpreta la luna tras el monte,
cuando roza, esperando la mañana,
perfumada de aromas de retama,
la cuerda de violín del horizonte.

(Luis Calama, Prof. Universidad)

Foto tomada entre Burgos y Palencia en el Camino de Santiago

sábado, 3 de marzo de 2007

Eres único e irrepetible


A veces, cuando de mi lecho me levanto, un vago sentimiento de resignación me embarga. Pienso que es la rutina, el cada día tener que repetir la historia de mi vida una y otra vez, como siempre, como todos…

Y sacando fuerzas de no se dónde me pongo de pié, con la mirada hacia el frente y encarando el mundo me atrevo a desafiarlo:
“¿acaso quieres hacerme igual a tí?”
-le pregunto sabiendo de antemano la respuesta...

Esa maquina devoradora de ilusiones que es la sociedad y sus meta costumbres funciona bien y se encarga de disipar los sueños, que no son otra cosa que el futuro adelantado; nos hace conformarnos con vivir solo el hoy y para el hoy, sin darnos la menor posibilidad de asomarnos al mañana y lo que nos depara.

Ese inmediatismo me enferma. Con las mejores intenciones matamos esperanzas en nombre del futuro…

Y a todos nos cortan con la misma tijera, o eso es lo que creen… porque en los entresijos de la vida se van colando nuevas especies de humanos que aunque de apariencia igual tiene un corazón nuevo que con renovada vitalidad genera vida en abundancia, unos ojos nuevos que todo lo miran; unas manos nuevas que todo lo tocan y hacen posible la novedad, unos oídos nuevos que no se cansan de escuchar, una lengua nueva que habla para nosotros y siente nuevos gustos, distintos a lo que nos acostumbramos a probar, un olfato nuevo para oler las nuevas fragancias de la vida, los nuevos tiempos que se nos vienen encima.

Quiero ser eso que soy, alguien diferente, único, y como en un campo de girasoles, pedirle al sol nos regale toda su luz y calor. Quiero sentir que la estrella de la mañana a cada uno le da un rayito exclusivo, personal.. y es esa luz donada la que nos hace diferentes en medio de la masa. Todo es cuestión de actitud.. Yo no quiero ser del montón.. ¿ y tu?
Fotografía tomada en el Camino de Santiago en 1994