viernes, 24 de octubre de 2008

LA NECEDAD DEL OFUSCAMIENTO


Gente muy entregada,
gente buena y estudiada,
gente fiel en todo momento,
gente que sin embargo sufre
la necedad del ofuscamiento.

Bueno es vivir con lo necesario
pequeños detalles y una vida sencilla,
tirar el lastre del aburguesamiento...
pero cuando de la vida se trate
sin pena ni remordimiento
le damos prioridad
a la necedad del ofuscamiento.

¿Qué es eso que tanto me causa tormento?
¿Qué es tan importante
para que le dedique mi verso?
¿Por qué insisto en que es necedad?
¿Por qué la llamo ofuscamiento?

Queremos ser pobres
pero inmersos en seguridades estamos,
para anestesiar nuestra conciencia
y cerrar los ojos a nuestra incoherencia
solamente en autobús viajamos.

Queremos seguir a Jesús
en la radicalidad de su propuesta
nuestras casas:
sin lujos ni exagerado ornamento,
creemos que por falta de friso y pavimento
vamos a vivir mejor nuestra pobreza.
Pero de una cosa nos olvidamos:
si los gestos de la vida no acompañamos
caemos en una escandalosa ligereza.

“Para ser feliz no necesito carro”
dijo alguno tiempo atrás,
sin embargo se mueve feliz
no a lomo de caballo,
sino a costa de los demás,
de aquellos que el destino
en su humor macabro
castigó con la posibilidad
de conducir y ser sifrinos.

Pareciese ser
que para que unos sean
coherentes y entregados,
para que estén más cerca del Resucitado,
es necesario que haya otros,
incoherentes e instalados,
de lo material apegados,
burgueses,
de la vida religiosa renegados,
que hagan el trabajo sucio que se sugiera
y en sus hombros soporten el peso
de todo lo material que aquellos otros dejaron…
o mejor decir fuese
no que dejaron, sino que guardaron
para tenerlo allí para
cuando la necesidad lo requiriese.

A esta inconsistencia
que en todo momento
en muchos cercanos
percibo
es lo que llamo
cordura incoherente,
demencia,
o mejor
la necedad del ofuscamiento.

Cuando no sólo nos liberemos de lo material,
sino de aquellas cadenas que realmente nos atan
Que amarran nuestro corazón
y nos dan un verbo que maltrata...

Cuando no miremos con soberbia
a los que no pueden ser humildes como yo…

Cuando la rabia ya no nos remuerda
porque otros no hacen mis opciones…

Cuando mi vida sea transparente
y la coherencia habite en mi aposento
y no solo la cante
con comprometedoras y bellas canciones
es allí, en ese momento,
que dejaré a un lado
la necedad del ofuscamiento
.
Ricky
23/10/2008