domingo, 11 de marzo de 2007

MINTIENDO A LA TORMENTA


Me cansé del desprecio
que la vida me diera en recompensa.
Me cansé de su olvido
y la razón sublime que me dieran
para aguantar callado y con paciencia.

Decliné seguir sintiendo el miedo
que a cada paso la vida me ofreciera
y rechacé palabras y posturas
que apresaban la fe de mis quimeras.

Me cansé de oír las mismas cantinelas
y olvidé la dicha de los besos
que una vez me llenaron, y las velas
arrié, para no dejar al viento
que implacable jugara con mis sueños.

Me cansé de seguir siendo un muñeco
de guiñol, a merced de las comedias,
me cansé del engaño de la vida
que me miente al hablarme con franqueza.

Me cansé de ser yo, y ya sin velas,
al abrigo del viento, he aprendido
a navegar despacio entre las olas,
mintiendo a la tormenta.


PREFIERO

Prefiero la tibieza de los vientos
acariciando alisos junto al río,
y besando la luz en el estío
con amorosos labios, y sedientos,
imaginar la paz del sueño mío.

Prefiero navegar en nubes rosas
y disfrutar de techos infinitos,
bebiendo los placeres de las cosas,
de libertad, alegres mariposas,
adornadas de juegos y de ritos.

Prefiero retozar en el poniente
la placidez sutil de los alcores,
cuando sienta la paz de sus colores
en el regazo gris, bello y caliente,
de atardeceres llenos de sabores.

Prefiero descubrir el pentagrama
que interpreta la luna tras el monte,
cuando roza, esperando la mañana,
perfumada de aromas de retama,
la cuerda de violín del horizonte.

(Luis Calama, Prof. Universidad)

Foto tomada entre Burgos y Palencia en el Camino de Santiago

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